Jesús reúne a sus Discípulos para celebrar la Pascua Judía (recuerdo de la liberación de la esclavitud egipcia) preparaban el Cordero, hierbas amargas, pan sin levadura y vino. El Maestro introduce una innovación al rito, “Jesús tomo el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: ‘TOMEN ESTO ES MI CUERPO’, Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo ‘ESTA ES MI SANGRE´, La Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos”.
Aquella sangre, del cordero en Egipto, que marcaban los dinteles de las puertas, aquí será estar marcado con la Sangre del Cordero Divino, la Sangre de Cristo en cada uno de nosotros. En El se realiza la nueva Pascua, el ‘Cordero que quita el pecado del mundo’, su muerte … pero unida a la Resurrección. Es el nuevo PASO, pascua. Comulgar en su Cuerpo y Sangre será comulgar en su triunfo, pero también unirnos a El, en una imitación, una identidad. Ser otro Jesús, en nuestro tiempo.
El Maestro llama a la COMUNIÓN con El. Hacerse uno, identificarse con El, prolongar su presencia entre los hombres. Decimos que lo más asume lo menos ...en la COMUNIÓN con su Cuerpo y Sangre es no hacer ese Pan una parte de nuestro cuerpo sino, por el contrario, nosotros somos asimilados en El. Estar en comunión con Jesús, es estar en El, asumir su mensaje, su proyecto, sus enseñanzas.
No es buscar una identificación corporal, como algunos buscan vestirse con túnicas largas o con el pelo largo y barba, o pertenecer a una cofradía o Institución. Ser otro Cristo es imitarlo en el modo de vida, teniendo el mismo pensar y relacionarse con los demás. Como El lo haría en nuestro lugar, prolongarlo en el tiempo y espacio.
Los Santos buscaron prolongarlo en un estilo de vida, en una imitación de su modo de Ser. ¡Que distancia y diferencia! Con tantos de nuestros comportamientos donde buscamos que todos piensen y actúen como uno, no respetando diferencias y estilos de vivir en Cristo, en cada época y tiempos diversos; sin atarnos necesariamente al pasado sino en la IMITACIÓN DE CRISTO. ¡Cuantas guerras religiosas y cada uno en nombre de Jesús y la defensa a un modo de entenderlo!. Se elaboraron doctrinas, condenas mutuas, excomuniones …. ritos litúrgicos diversos, grandiosos y magníficos, para vivir la Mesa del Señor y ¡que lejos estaría El de lo nuestro!, de nuestras peleas de comulgarlo en la mano o en la boca, de rodillas o de pie, con velo o sin el. Seria muy duro que al final, en nuestro encuentro definitivo, nos diga “no los conozco”, aunque hayamos predicado en su nombre.
“ Señor Jesús, Tu te entregas en Cuerpo y Sangre como alimento, en el Pan y Vino Consagrado, para que lleguemos a una ‘común unión de vida’ contigo. Ayúdanos con Tu Espíritu a prolongarte en nuestro ambiente”.
Muy linda reflexión...así debe ser para estar más cerca de Cristo...
ResponderBorrarGracias
Bendito sea Jesús sacramentado
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