4°Domingo de Adviento. (Lc. 1,26-38).
Antes del nacimiento de Jesús, meditamos la imagen de María, su madre. El ángel del Señor, se aparece a María y le revela la Misión de Ella en los planes de Dios. El Creador nos llama a la vida para una misión, no estamos olvidados de Dios, “el Señor es contigo”. No somos un descuido del Creador sino que su Amor está depositado en nuestra existencia. Su presencia misteriosa en cada uno mueve delicadamente y sin violencia a cumplir una misión en la vida. El respeta nuestra voluntad, necesita nuestra colaboración … le pide a María ser Madre del Salvador, no la obliga, depositó en Ella todas las cualidades necesarias para esa Misión. A cada uno de nosotros, no nos pide mas de lo que podemos, pero tampoco menos de lo que espera de los dones y talentos dados. Muchas veces me escucharon y escucharán repetir ciertas frases hechas . “NO TODOS SERVIMOS PARA TODO, PERO TODOS SERVIMOS PARA ALGO”. Meditemos lo dado por el Creador a María para ser Madre de Dios, por eso la llamamos Inmaculada, porque no podemos pensar que Ella fue concebida con manchas de pecado, con debilidades que puedan condicionar su Misión. Pero era MUJER, profetizada en el Apocalipsis como “la Mujer “ que espera dar a luz y el maligno busca matarlo. Pensemos en la muerte de los inocentes que fueron muertos con el deseo de matar al Niño recién nacido en el pesebre, lo recordamos todos los 28 de diciembre. Nos lleva a reflexionar también, a nuestro tiempo, por los deseos de matar a esos inocentes en el vientre de sus madres, por la ley del aborto.
La grandeza y generosidad, del corazón de María, responde no con orgullo, soberbia, mirando a los demás con ojos de superioridad, sino “he aquí la esclava del Señor… hágase en mi según tu Voluntad”. Me gusta reflexionar a quien elige Dios para sus grandes obras, encuentro que siempre su mirada se deposita en los pequeños del mundo para confundir a los grandes…a los débiles para confundir a los fuertes… a los ignorantes para confundir a los sabios del mundo. Los Reyes venido de oriente fueron a buscarlo al Palacio Real y la estrella los llevó a una pesebrera, nacido en la pobreza que albergaba animales.
Las apariciones de la Virgen ,trasmitiendo mensajes, no lo hace en aquellos que nuestra mirada estaría depositada como en espera de ello. Sino de aquellos que menos esperábamos, almas pobres con debilidades... Recorramos la mirada en las grandes revelaciones a través de María y veremos que elige aquellas almas pequeñas ¿Se verá reflejada, identificada con ellas?. Ella reconoce, por revelación, que ‘la llamarán bienaventurada porque el Señor hizo en Ella grandes cosas’… unida a este conocimiento experimentará ‘la espada que atravesará su corazón’…’Todo lo guardará en su corazón’….
Las grandes elecciones por Dios unido a la grandeza de la Misión viene la cruz. La falta de entendimiento de los hombres, la persecución, sufrimiento y muerte olvidada por los hombres. Dios tiene otros medios de dar a conocer la grandeza de los pequeños. Con el tiempo terminamos de rodillas ante ellos pidiendo sus intersecciones. El Creador lo permite para que imitemos sus vidas, no en lo material, sino en sus disposiciones, docilidad, humildad y pequeñez. Que dejemos actuar al Señor grandes cosa...cambiar este mundo, haciéndolo mas humano, mas conforme a su Plan Creador y Redentor.
“María, Mujer elegida por el Creador para ser Madre de nuestro Salvador, mira con cariño, bondad y misericordia a los que deseamos ser considerados hijos tuyos”.
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