domingo, 8 de septiembre de 2024

“HACE OIR A LOS SORDOS Y HABLA R A LOS MUDOS”.

 

XXIII Domingo Durante el Año. (Mc. 7,31-37). 
En su travesía, hacia el mar de Galilea, le presentan a Jesús un SORDO MUDO …
”LO SEPARÓ DE LA MULTITUD”. Nos resulta extraño esta decisión del Maestro… ¿porque separarlo de la multitud? ¿no sería mejor frente a todos? para que vieran sus milagros. Los signos positivos son beneficiosos conocerlos y propagarlos. En estos tiempos de campaña electoral se busca disminuir la imagen de los adversarios y aumentar la propia con la divulgación de obras realizadas Se muestra una imagen que luego gobernando no la cumplen; pero en la campaña la necesitan para adquirir votos ...Jesús se aleja de la multitud en este caso. … ¿Qué nos estaría mostrando? 
Me gustaría pensar que frente a todos existiría una influencia que distorsionaría su mensaje: lo buscarían como un curandero, uno de tantos que aparece en todos los tiempos; un mesías que busca con sus acciones vender una imagen, como tantos políticos en sus campañas electorales… Pero también podríamos pensar otro motivo ...entre la multitud y, hoy mas que nunca, a través de las comunicaciones existe una globalización no solo de cultura, gustos, sino también de pensamiento. El pensar divulgado y presentado como bueno y único, nos condiciona para encontrar valores que se pierden. Estamos estructurados y no abiertos a otros entendimientos, perdemos la capacidad de pensar, reflexionar y sacar conclusiones valiosas. Estamos SORDOS a las inspiraciones que Dios nos pueda realizar. Es enriquecedor conocer todas las culturas pero unificar el pensamiento llevaría a perder las riquezas regionales y sus visiones enriquecedoras. A través de ellas el Creador nos da a conocer la diversidad y riqueza de pareceres…. La influencia e imposición de un solo pensamiento, sin reflexión, perdería la capacidad de entender y solo esperaríamos obedecer ciegamente, ‘como corderos al matadero’. Nos puede cerrar al entendimiento mas elevado, el de Dios Creador: sus Planes y Proyectos. A estos deberíamos estar abiertos para conocerlos y cuidarlos; seguir creciendo en el camino hacia la plenitud, deseado por el Creador. 
”...le puso los dedos en las orejas” y le abrió el entendimiento ….necesitamos que nos abran la mente para escuchar lo que Dios quiere y no lo que la mayoría o el pensar dominante impone. Un pensar que no lleve a decisiones irreflexivas.
Una vez abierta la mente, sabiendo escuchar y reflexionar, perdiendo la soledad de la sordera, como la falta de criterios propios por la imposición de un pensamiento dominante, podremos hablar con soltura no sin fundamentos...”con su saliva le tocó la lengua “se abrieron sus oídos” y “COMENZÓ HABLAR NORMALMENTE”. 
La sordera nos impide escuchar, encontrar valores y estar expuestos a ser guiados y conducidos por intereses preestablecidos. Abrir los oídos lleva a la necesidad de comunicar lo aprendido. El que escucha y reflexiona hace propio el mensaje, lo vive con coherencia y lo defiende, no pudiendo estar callado. Nuestros oídos abiertos al Mensaje de Jesús, entendemos su sencillez, simplicidad y bondad para toda la humanidad de todos los tiempos, su universalidad. Desde el pensamiento de Jesús y aprendiendo su enseñanza como el mejor estilo de vida, nos impele necesariamente a predicarlo. El predicador no puede estar callado. Jesús envió a sus Apóstoles sin preocuparse de lo que dirán, el Espíritu estará en ellos.

“Señor Jesús, ABRE nuestros oídos para saber escuchar los valores de los demás, vivirlos con convicción y predicarlos con sencillez y humildad”.

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