domingo, 7 de junio de 2020

“AMAR A DIOS ES AMAR Y CUIDAR LO DADO POR EL”.

Domingo de la Santísima Trinidad. (Jn. 3,16-18).
Entre los discípulos de Jesús no todos tenían el mismo compromiso. En el Evangelio de este domingo nos encontramos con el diálogo de Jesús con Nicodemo, que veía de noche a verlo. Este reconoce que Jesús venía de Dios porque “nadie puede realizar los signos que tu hace si Dios no esta con Él”. Después de desarrollar el tema de que hay que nacer de nuevo y este del Espíritu, el Maestro le descubre un Dios distinto, no un Dios justiciero, que busca encontrar una pequeña debilidad o caída para castigar, ni tampoco condenar el mundo que en definitiva fue creado por El. En estos versículos nos dice “Sí, Dios amó tanto al mundo, que entrego a su Hijo único”, Todo fue creado por Su Amor y se mantiene por el mismo Amor Creador.
Tradicionalmente en la vida espiritual se consideraba tres enemigos del alma: Mundo, Demonio y Carne. El MUNDO no de la creación, sino del dinero y del poder, de la riqueza, cueste lo que cueste, sin importar como adquirirlos y el daño que pudiéramos darle a los demás hermanos. El materialismo y tecnicismo puestos como valores supremos por encima del propio hombre. Hoy con la cuarentena, por la pandemia, nos damos cuenta que más vale la vida propia y la de los demás, que también depende del cuidado personal. La vida sofisticada, el dinero y el poder quedo en segundo plano. La CARNE, no la del mercado para un buen asado criollo, sino las tendencias desordenadas del placer, la concupiscencia, sensualidad y desordenes sexuales ...el dejarse llevar por las pasiones desordenadas. El DEMONIO ser creado con libertad y quien eligió reemplazar a Dios su Creador. Jesús demostró la superioridad del Padre Creador expulsando los espíritus malignos de los posesos. No hay dos fuentes creadoras, el Bien y el Mal, Dios y el Demonio. Este último es un ser espiritual creado, por lo mismo le debe a Dios su existencia en el bien de existir, a pesar de haber elegido el mal camino, de ser: ODIO, ORGULLO,VANIDAD, SOBERBIA, EGOÍSMO, VIOLENCIA y MUERTE.
Todo lo que el Padre creo tiene la impronta de lo BUENO, por eso el decir que el mundo y la carne son enemigos del alma termina siendo palabras ambiguas. El Evangelio nos dice que “DIOS AMO EL MUNDO”, el génesis resaltó la bueno de esa acción creadora. El cuidado del propio cuerpo sin llegar al hedonismo, amor a si mismo y su belleza, no es malo. En la BELLEZA y BIEN también está la impronta creadora de Dios. El desprecio del propio cuerpo y castigarlo con mortificaciones, es tratar mal y romper un regalo que nos realizan, seria un desprecio al Creador. Hoy peligra el mal trato de la creación por abusos en el deseo de riquezas mal habidas y con destrozo de lo creado. El mundo esta en peligro y al mismo Papa Francisco se lo escucha hablar con frecuencia de la necesidad del cuidado de la “CASA COMÚN”, hasta publicar una Carta Apostólica. Jesús al redimir nos hace volver la mirada al Padre Creador y lo Bueno, Bello y Perfecto que dejó en su obra creadora. Jesús Salvador es entender que vino a mostrar el Camino para que la obra creadora del Padre se desarrolle en armonía, movida por el Espíritu Santo.
“Padre Creador, Hijo Redentor, Espíritu Santificador, Trinidad Santa, haznos tus adoradores de Verdad administrando el cuidado de los bienes que nos has dado. Que con sabiduría y generosidad sepamos proteger la naturaleza en beneficio de todos los hombres. Siendo nuestro Paraíso fortalécenos para no comer del árbol de la vida y destrozar la armonía creada y ocultarnos de Tu Plan Creador y del Proyecto de Vida que deseas para cada uno de nosotros.”


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