XXVII° Domingo Durante el Año. (Mc.10,2-16)
Jesús con sus Apóstoles se dirigió a la región de Judea al otro lado del Jordán. Los Fariseos le presentan la cuestión de si era lícito repudiar a la mujer… Había dos Escuelas entre los Judíos: una mas estricta, Shammai, quienes repudiaban solo la mujer encontrada en adulterio; pero la otra, Hillel, cuando el esposo encontraba algo repulsivo o hacia mal la comida, era suficiente motivo para repudiarla. En una ocasión le presentan, a Jesús, un caso de una mujer encontrada en adulterio para ser apedreada y Jesús les dice “tire la primera piedra quien este libre de pecado”… desde los mas ancianos se fueron retirando todos.
En una tradición totalmente PATRIARCAL, donde el varón decidía los caminos, decisiones, jefatura social y familiar. Él podía tener defectos y una vida con infidelidades, pero a la mujer no se le permitía tener errores y hasta considerada como parte de pertenencia del varón, como un patrimonio. Aún en los diez mandamientos se la presenta como PERTENENCIA del varón, “no desear la mujer del prójimo” junto como “no desear los bienes ajenos”, está dirigida al varón, no se consideraba a la mujer como a quien se dirigía las normas. Ella no tenía participación ni obligaciones religiosas, aunque era por su sensibilidad quien infundía a sus niños en su educación. Tenia su misión en el hogar: la reproducción (la infertilidad también era ocasión de repudio), los quehaceres domésticos y la educación de los hijos hasta los ocho años, en adelante se quedaba con las niñas; el varón junto a su padre en la enseñanza de ser hombre. El nacimiento del varón era una bendición, porque aumentaba las manos para el trabajo. El nacimiento de la mujer era, por el contrario, una carga a quien debían darle cuidado y alimentación. Había quienes la entregaban como parte de una deuda y casarla era un alivio, dando con ella una riqueza compensativa, la dote. Ella tampoco podía decidir con quien compartiera el amor futuro con un varón, sino que se realizaba por pactos entre padres.
Jesús pone en igualdad al varón y la mujer, si a ella se la condena también al varón… La exaltación que realiza el ángel a María en su anunciación EXALTA LA MUJER como “bendita ...llena de gracia, el Señor es contigo…” ella será la Mujer reconocida como la fuente de vida y salvación. Será la Mujer que pisará la cabeza de la serpiente infernal, imagen apocalíptica; opuesta a la imagen de Eva como quien fuera dominada por él.
La consideración, la imagen y la misión de la mujer a evolucionado positivamente a través de los tiempos. Hoy día todavía existe culturas donde se la esconde a través de velos y vestimentas, llevando socialmente una posición totalmente sin relevancia, como esclava del varón. En occidente la evolución llevó a que ella tenga un lugar igualitario con el varón. Aunque vemos otros extremos donde la liberación las lleva a presentar una imagen denigrante exponiendo sus cuerpos, mostrándolos con tanta liberalidad, que en vez de ser exaltadas son denigradas como un objeto . Su belleza queda expuesta a los mercaderes de intercambio comercial.
“DIOS LOS CREO VARÓN Y MUJER…”. Cada uno aporta valores para una misión en la vida, ni uno mas que el otro. Tampoco iguales ...porque sus diferencias hacen la belleza y el valor de cada uno. La integración edificará un mundo mas humano, justo y armonioso. Los dos son valores irreemplazables por el otro. La exaltación de uno no se llegará anulando los valores del otro, ni minimizándolos, sino integrándolos. SON VALIOSOS AMBOS.
“Dios, Padre – Madre, tu has dado las diferencias entre el varón y mujer, ayúdanos a integrarnos generosamente, aportando los valores de cada uno en la edificación de un mundo mas humano, justo y armonioso”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario