VII° Domingo Durante el Año. (Lc. 6,27-38).
En estos versículos del Evangelio de Lucas nos enfrentamos ante el mensaje de Jesús mas difícil de cumplir. Nos movemos tanto por los impulsos y emociones que necesitamos mucho dominio, temple, espiritualidad, para poder “amar a los enemigos… hacer el bien a aquellos que nos hacen daño … por los que nos difaman… “, una lista larga que no podemos mirar a otro lado… Es difícil … pero Jesús no nos pide que en el amar y hacer el bien pongamos afecto, cariño… seria hasta inhumano. Sino una mirada positiva hacia aquel, desearle lo mejor, entre ellos será también el bien, la verdad… y vuelta a la bondad, al entendimiento… NO DESEARLE EL MAL, no movernos por impulsos de venganza, remordimiento, odio…Traemos el recuerdo de las últimas palabras de Jesús en la cruz “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, mientras moría crucificado no pensó en su dolor y agonía sino la bondad para aquellos que lo condenaban.
El corazón dolorido, por un mal recibido, obra enfermo y le cuesta decidir y obrar sanamente, en el bien para los demás. Pero que ¡alivio y sanidad! del corazón cuando hacemos el bien a aquellos que nos han hecho algún mal. ¡Que experiencia sobrenatural! Cuando venciendo nuestros impulsos realizamos ese bien. Rara experiencia interior, donde se enfrentan el deseo de venganza y el bien realizado.
El primer mandamiento que se nos pidió parecía fácil, pero no… AMAR, no es fácil requiere mucha renuncia y dominio interior… no desear el mal a nadie por mal que nos hayan realizado.
Si traemos a la memoria la historia de la Institución Iglesia ¡cuantos tiempos de violencia!. Recordemos las famosas Cruzadas, tratando de recuperar la Tierra Santa; por donde pasaba el ejército, impulsado por el Papado y comandado por un Obispo, era matar y, para poder sustentarse, recurrían al saqueo por donde pasaban, semillando el odio en la población. Cuando el Papa Juan Pablo II, visita Asia Menor, lugar donde después de ochocientos años conservaban el dolor del paso arrasador de los Cruzados, no dejando nada por el camino y saqueando por donde pasaban, PIDE PERDÓN por los males provocados en aquel entonces. El recuerdo era una mirada dura y dolorosa a Roma... ¡Gran espíritu, valentía y humildad! del Papa en aquel reconocimiento, tratando de curar las heridas provocadas. Otro hecho histórico fue la Inquisición, que para algunos fue una gesta maravillosa, pero fue una guerra de religión, entre cristianos... ¡Cuantos hechos dolorosos! Recordamos tan solo... donde queman viva a Santa Juana de Arco, a ella la recordamos vestida con coraza y una espada en su mano. Dentro de la inquisición, recuerdo la prisión de San Juan de la Cruz, encerrado en un calabozo dentro de un convento, se escapa colgándose por el paredón, saliendo del pueblo debajo de la paja en un carro; luego escondiéndose en un convento Carmelita femenino ¡de clausura!, donde se entendía que no entraba nadie, menos un varón. Existía en el Vaticano una Sede de la “Inquisición Pontificia” para defender la verdadera doctrina, que hoy fue cambiada por la “Sagrada Congragación para la Doctrina de la Fe”. Todavía nos falta asumir el Espíritu Misericordioso testimoniado por Jesús, su acercamiento a todos… pecadores, prostitutas, leprosos, recaudadores… endemoniados… Él vino no para los justos sino para SALVAR AL HOMBRE…: “...serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos… no juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados, perdonen y serán perdonados…”
Si aman “A AQUELLOS QUE LOS AMAN, ¿QUÉ MÉRITO TIENEN? Eso lo hacen también los pecadores”.
“Espíritu Santo, infunde en nosotros la mirada misericordiosa del Padre Celestial para desear el bien a todos los hombre, aún a aquellos que han obrado mal hiriendo nuestras vidas. ¡Cura nuestra memoria! para que juntos podamos edificar un mundo distinto”.
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