XXIV° Domingo Durante el Año. (Lc. 15,1-32).
Mientras los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo con agrado, por su misericordia y comprensión con ellos, los Fariseos y Escribas murmuraban y decían: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”.
Jesús les presenta con figuras alusivas el valor de abrir las puertas al que cae y busca una salida, frente a la condena social y religiosa. Para Dios el caído se presenta como “una oveja...”, “la dracma…”, “el hijo ...”. Siempre como un VALOR MUY QUERIDO, no como algo despreciable y sin importancia y que por causas determinadas se extravía.
El Pastor cuidaba su rebaño, conocía a cada una de las ovejas y por ellas daba la vida. Una OVEJA se pierde, preocupado deja las restantes en el corral, y va a buscar hasta encontrarla. La ALEGRÍA es inmensa. Alegrarnos por la vuelta, o el esfuerzo que realizan, nuestros hermanos cuando toman caminos desconocidos, peligroso o errados… Poder encontrarlos nuevamente y volverlos al rebaño debe alegrarnos enormemente. Me trae el recuerdo de los ‘Hogares de Recupero de Adicciones’. No dejo de tener en mi corazón uno de ellos que se abrió en la parroquia que atendía, pude compartir jornadas con ellos. Conozco sus debilidades y la esclavitud hacia la adicción, pero también la lucha enorme que realizan para salir de ese estado, son VERDADEROS GLADIADORES. Compartir la lucha, victorias y también sus caídas; estar con empatía, no desde afuera sino dentro de ellos. Es fácil dar normas de conducta, reglas de vida, consejos valioso… otra es la lucha contra la propia debilidad, donde todo parece oscuridad y silencio. Tener una verdadera empatía, sufrir a la par…. nos daría una mayor comprensión y no tanto ser jueces impasibles.
La moneda de DRACMA, viene del ambiente griego, eran construidas de plata, ayudaban a tener una referencia de estabilidad económica e intercambio comercial, como era el DENARIO romano. Cuando en nuestros países su moneda no tiene valor ni estabilidad, recurrimos a otra moneda internacional estable, valiosa, que nos de seguridad económica. Perder esta moneda era perder el recurso económico por un tiempo y asumir las necesidades diarias. Las casas se construían cerradas con solo una puerta de entada, eran oscuras y el piso de tierra. Era fácil perder en ella un objeto pequeño.
Lo valioso se puede perder entre la ‘oscuridad y la tierra’… Nuestros ‘valores humanos’ se pierden cuando la mente esta oscura por los deseos terrenos que nos esclavizan y prestan demasiada atención, sin importar lo que se pierde… Necesitamos barrer y sentir el contacto y ruido de lo perdido. Los sacudones en la vida, después de una vida sofisticada con pérdidas económicas y afectivas, suele despertar nostalgia de lo perdido y de los ‘buenos tiempos pasados’.
Una vez que recuperamos la mirada…. el sentido de la vida, el CAMINO, reconociendo los ‘valores’ perdidos, la alegría es inmensa. El que las posee (el hermano mayor), representado por el justo, fariseo y escriba no saben del dolor de aquel que experimentó su pérdida; termina siendo justiciero y enojado con la Misericordia del Padre.
El HIJO pródigo, experimentó la ausencia de los ‘Valores humanos’ … ”deseaba calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos….”. El cerdo era una animal inmundo, considerado como lo peor para el judío, animal que se revuelca en el barro y come de la basura. Este joven había caído tan bajo que nada lo saciaba. La nostalgia de épocas pasadas lo lleva a reflexionar y mirar a quien le dio la vida: su PADRE; este añoraba a su hijo y lo esperaba con un afecto enorme. Lo recibe con un abrazo, beso, vestidura nueva, anillo familiar… ALEGRÓ el alma de su Padre.
No recibimos de Dios—Padre el castigo, que tanto predicamos, sino la alegría de un encuentro del hombre con su Proyecto de Vida.
“Padre Bondadoso, que Tu mirada Tierna y Misericordiosa nos permita llegar hacia Ti con un corazón confiado y abierto; nos dejemos cautivar por Tu Amor infinito y asumir Tu Proyecto Creador con generosidad.
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