domingo, 12 de marzo de 2023

”Adorar al Padre en ESPÍRITU y VERDAD…”

III° Domingo de Cuaresma. (Jn. 4,5-42).
Debido a la posible persecución de los Fariseos, Jesús deja Judea y se vuelve a Galilea. En el camino pasa por Samaria, donde esta el pozo construido por Jacob. El largo caminar, trasmitiendo Su Mensaje de Vida, Jesús termina “fatigado del camino, se había sentado junto al pozo…”.  Mirar y aceptar la humanidad de Jesús nos lleva a comprender la verdadera realidad de lo asumido: la debilidad y limitaciones del ser humano. Dios verdadero y hombre verdadero, nada de lo humano queda fuera de lo querido por el Creador… lo asumido queda divinizado… lo más asume lo menos.
El pozo era profundo y no podía extraer agua, no pudo saciar su sed. Aparece una Samaritana con su cántaro para extraer agua del pozo. 
Samaria se había colonizado por mesopotámicos que contrajeron matrimonio con nativos de Samaria aceptando la religión del lugar. Terminaron poseyendo una religión mixta… un separatista de Jerusalén huye y ordena la Religión Samaritana, edificando un templo en el monte Garizin. Aceptaban solo el Pentateuco. Se consideraban enemigos entre los judíos y samaritanos. Por eso se extrañaron los discípulos “ al verlo hablar con una mujer..” y samaritana… No se hablaba con mujeres extrañas, extranjeras; menos siendo enemigas de cultura y religión.
Jesús comienza un dialogo... Rompiendo toda posible BARRERA de divisiones religiosas, creadas por los mismos hombres y no queridas por Dios.
La misma Samaritana se asombra de: “¡Como ! ¿tu, que eres Judío, me pides a mí, que soy samaritana?”.
Jesús, como Buen Maestro, toma un tema de conversación para ir mas profundo y trasmitir un mensaje para TODOS LOS HOMBRES de TODAS LAS RELIGIONES.
Por el avance de los tiempos los temas religiosos comienzan a mezclarse con interpretaciones humanas, se contamina la mirada, creando SECTAS, divisiones, ayer… hoy … y lo será mañana; hasta llegar a las guerras de religión… ¡Condenas, luchas y muertes en nombre de Dios!. Ese Dios que es AMOR, VIDA, PAZ, BIEN, BONDAD… PADRE.
Jesús cambia la mirada y modo de entender el ser de Dios. Ya no como un justiciero, castigador, exigente de un culto perfecto, que se elaboren sobre Él Doctrinas bellas y grandiosas provocando respeto y sumisión … Jesús cambia y lo revela como PADRE, será un Padre lleno de Bondad y Misericordia ‘Que hace salir el sol sobre buenos y malos…’.
Jesús cambia también hasta el lugar de culto a Dios: “créeme mujer, llegará la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre”. Una buena comunicación con Dios-Padre no necesita un lugar determinado, sino una disposición interior: un abrir la mente y el corazón. 
Dirigirse hacia El con una FE no necesariamente ilustrada, ni elaborada teológicamente por letrados grandiosos, sino con la sencillez de la gente humilde, como el hijo confiado en su padre, sabiendo que nada malo le ocurrirá . Elevando a Dios-Padre su mirada confiada, sabiendo que como Padre no le dará un mal por bien y será bondadosamente recibido... como el Padre lleno de Misericordia abraza a su hijo que vuelve al hogar. Mas aún El se adelanta a las necesidades como en la Samaritana, llena de deseo de felicidad y amor: “llama a tu marido y vuelve aquí… has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido…”. Jesús no acusa ni condena, reconoce estar ante un corazón necesitado que no encuentra la verdadera felicidad y amor.
La alegría es tan grande, de la Samaritana, que abandonando el cántaro vuelve a la ciudad contagiando el gran encuentro con el Maestro de Vida. La felicidad no se la encuentra en tener sino en ser… hijos de un Dios que se revela como Padre lleno de bondad y Misericordia.
“Jesús, Maestro de vida, revélanos a Dios como aquel Padre Misericordioso, donde la samaritana encontró el MODO de adorarlo en ESPÍRITU y VERDAD”.

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