V° Domingo de Cuaresma. (Jn. 11,1-45).
Jesús cuidaba sus viajes cercano a Jerusalén, porque era buscado por las autoridades religiosas, los discípulos le dicen: “Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y quieres volver allá?.... Vayamos también nosotros a morir con El”. Los discípulos conocían de cerca el peligro pero también los poderes de Jesús. Ante los peligros de dar testimonio en el seguimiento de sus enseñanzas, sabemos que conlleva tener muchos enemigos, persecución y muerte: camino del martirio. Se necesita mucha fe, confianza en el Señor y amor por su Verdad.
Se le informa a Jesús que Su amigo Lázaro, “al que Tu amas”, esta enfermo de gravedad. No era un seguidor por los caminos, pero sí quien le serviría en hospedaje junto con sus hermanas, Marta y María. Hay distintas respuestas en Su seguimiento y todas son válidas... Jesús amaba a Lázaro, Marta y María, así los reconocían y quedarán en la historia: quien Jesús amaba, con un amor de amistad, donde se hospedaba ‘como en su casa’. ¡¡¡Que sublime recuerdo!!! ¿Como nos recordarán a nosotros?. Hogar donde vivan los principios cristianos, los valores humanos… donde el Maestro está a gusto compartiendo nuestros momentos. No puedo dejar de poner en mi memoria los momentos maravillosos de reunión de mi familia numerosa, herencia dejada por mis padres y continuada por mis hermanos, allí está a gusto también, como en Betania. Ambiente familiar, sin protocolos ni cargos jerárquicos … todos unidos por un amor de hermanos, abiertos a la aceptación de todos los que desean compartir el mismo Espíritu.
Jesús tarda su ida a Betania, Lázaro muere y lo sepultan en una cueva, sellada con una roca… “Lázaro estaba sepultado desde hacia cuatro días “ y ante la insistencia de Jesús de remover la piedra : “Marta, la hermana del difunto, le respondió: ’Señor, huele mal…”. Los comentarios nos dan a entender que Lázaro estaba verdaderamente muerto en esta vida terrenal…. Pero ¿Dónde estaría? que el Maestro lo llama y lo resucita a la vida terrena?. Estaba muerto en la vida terrena y vivo en Dios … paso a la eternidad…¡Volver a esta vida terrena! con todas sus problemáticas ¡sería mejor quedarse en la paz divina!; realizarse fue tan solo para mostrar el poder divino en Jesús: Señor de la Vida y Resurrección.
Jesús con todo su Poder Divino, no dejaba de trasparentar su naturaleza humana y expresar los sentimientos que brotaban en cada momento... los buenos, alegres, compartiendo momentos distendidos con alegría… ser buenos cristianos no es poner cara triste y buscar algún dolor para manifestar unión con Jesús. Él compartió momentos de alegría en ese ambiente familiar de Betania… por eso los dolorosos son mas expresivos y sentidos, aquellos que el dolor no nos deja brotar la sonrisa y sí lágrimas: “Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, CONMOVIDO y TURBADO preguntó ¿Dónde lo pusieron?.... Y Jesús LLORÓ. Los judíos dijeron: ¡Cómo lo amaba!”.
Estar conmovido, turbado hasta las lágrimas no es de debilidad sino de un sentimiento profundo y verdadero; de empatía ante el necesitado de consuelo y asistencia social.
“Sí, Señor, creo que Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”… aumenta mi fe para vivir en Ti y no morir jamás”..
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