Domingo XXVIII durante el año (Mt. 22,1-14)
En esta Parábola, del banquete nupcial, Jesús nos presenta a Dios como ese Rey—Padre y a El, Jesús, como el Hijo desposorio. Cuando Dios manifiesta el deseo de hacerse hombre, envía a Su Hijo para encarnarse. Realiza un desposorio de Dios con el Hombre, se hace uno, es verdadero Dios y verdadero hombre. Este abajamiento de Dios al hacerse uno, con la creado por El, es también un llamado a dignificar lo humano. No solo infundiéndole vida sino también que su modo de vivir esta también deificado. El nació de mujer... creció como todo niño, adolescente, joven hasta llegar a ser adulto, con sus necesidades y limitaciones. TODO LO HUMANO NO LE FUE INDIFERENTE, desde las distintas etapas de crecimiento como la necesidades humanas para lograrlo. Conoce la alegría de las bodas de Caná, el hambre de la multitud que lo seguía como la sed en el desierto y en la cruz ...el dolor, sufrimiento y muerte.
También en esta Parábola encontramos el Misterio de Dios al querer ser necesitado del hombre para que Su Reino se haga una realidad. El utiliza SERVIDORES DE SU REINO, los envía para comunicar su Mensaje. Podríamos decir que ellos traducen en lo humano el deseo de Dios Creador, su Proyecto de Vida...son los Profetas, Apóstoles, Discípulos, Misioneros; algunos recibidos con gozo, otros maltratados y matados. La libertad del hombre se encuentra en esta Parábola por las distintas respuestas a la invitación al Banquete. Unos escuchaban con indiferencia, poniendo otros intereses. Hoy podemos encontrar ‘desvalores convertidos en valores’ por lo cual son indiferentes y terminan rechazando positivamente el Mensaje. Otros como van contra sus intereses personales actúan con violencia, silenciando a los predicadores de la verdad. Matan los ideales, solo permiten vivir en el montón, no tienen capacidad de pensar distinto de las ofertas, sin crecer como personas ni edificar un mundo mas humano y feliz.
El deseo del Creador es que todos participen de Su Fiesta , descrito por la figura de un Banquete Celestial, no hay raza, pueblo, sexo o religión que esté alejado del Proyecto del Creador. Ello no es comida ni bebida como en la tierra, sino como aquello que hace satisfacer plenamente las necesidades del hombre: AMOR,JUSTICIA, PAZ, FELICIDAD, GOZO Y VIDA. Podría sumarse por todo aquello que en lo profundo del corazón del hombre lo llenaría de PLENITUD, nada mas necesitaría. Dios es la plenitud de BIENES, es un llamado a ENTRAR EN DIOS, decimos beatitud.
Ante el rechazo al llamado, Dios no abandona el ideal para el hombre, su Bondad es tan inmensa que sale por otros caminos para encontrar comensales, entrar en Su Reino, llenarlos de Su Presencia Gozosa. En los cruces de los caminos podríamos llegar a aquellos cruces de ideales del hombre que por el bien que poseen pueden reconocer el llamado al Banquete Celestial. Cuantos encontraron la fe a través del estudio de la naturaleza, ciencia u otra enseñanza, viendo la maravillosa perfección, no puede dejar de elevar al mas allá y descubrir al Creador, como dice el libro de la Sabiduría y el mismo San Pablo.
No estar vestido de fiesta sería aquellos ciegos que tampoco descubren en la naturaleza la Belleza y llamado de Dios a Su Banquete: ”Hermanos tengan en cuenta quienes son los que han sido llamados, no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles. Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo, tiene por débil para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada para aniquilar a lo que vale. Así nadie puede gloriarse delante de Dios “(1Cor.1, 27ss).
“Padre Celestial “VENGA A NOSOTROS TU REINO”, y haznos instrumentos de él en este mundo indiferente y agresivo a tus proyecto de Vida”.
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