II° Domingo de Resurrección. DIVINA MISERICORDIA. (Jn. 20,19-31).
Jesús se apareció en medio de los Apóstoles “estando las puertas cerradas, por temor a los judíos”.
Habían pasado tres días de los sucesos, los Apóstoles lleno de temor se encerraron, perdiendo todo el optimismo y valor que le trasmitía la presencia permanente del Señor.
Lo primero que trasmite el Señor es LA PAZ, sin ella toda decisión resultaría errónea, solo aceptada por un impulso de supervivencia y no de mejor elección. El temor provoca una inseguridad, anula la mente para elaborar un proyecto y planes de acción, dejándose llevar por costumbres y métodos ya fuera de época, sin resultados positivos.
¡Cuantas políticas! ante los males sociales y económicos, por miedo de cambios, vuelven a pasados errores sin salir de la crisis. La Iglesia pasa por situaciones parecidas, ”encerrada” ante los problemas modernos, mira hacia atrás con nostalgia ‘épocas gloriosas’; sin recordar que también existieron problemas difíciles, malas decisiones y errores cometidos.
NO TODO LO PASADO FUE GLORIA, NI LO PRESENTE ES TRAGEDIA … en toda época hay mezcla de una y de la otra.
La PAZ interior nos llevará a tomar las decisiones correctas, maduradas ante la PRESENCIA DEL SEÑOR RESUCITADO. Hay que reconocerlo, aunque tengamos que ‘poner los dedos en sus llagas’, por la falta de FE. Él entra aun estando las puertas cerradas.
El hombre de gobierno pone sus decisiones y planes de acción en sus capacidades y formación profesional. La Iglesia cae en los mismos errores cuando solo se apoya en sus ministros formados en las Grandes Universidades Religiosas, olvidándose de la sencillez en la comunicación dada por Jesús y la mirada empática hacia el necesitado. Solucionaba sus problemas mas que apuntar y dividir la cristiandad en problemas de entendimiento sobre los MISTERIOS DIVINOS. Estas cuestiones planteadas en las Grandes Cátedras Universitarias y la Elite Religiosa, seguirán encerradas a la mente del hombre orgulloso. La misma palabra ‘misterio’ nos dice que está oculta a la mente del hombre… es un misterio… Con la mente buscamos hacerla entendible y no darla a luz.
¡Cuantas condenas y excomuniones! dadas a tantos teólogos en la historia de la Iglesia, por nuevas interpretaciones alejadas de la tradicional …. Cada una elaborada por mentes brillantes y atadas a filosofías, modos de ver y entender la realidad según su época.
“COMO EL PADRE ME ENVIÓ A MÍ, YO TAMBIEN LOS ENVÍO A USTEDES”.
Después de comunicarles la MISIÓN, sopló sobre ellos para recibir el ESPÍRITU SANTO.
La unión del ser Discípulos y Misioneros nos impele por un lado IMITAR A CRISTO en nuestras vidas: modo de pensar, juzgar, actuar… y en segunda instancia no desviarnos de la MISION encomendada. La atención de la Misión no debe desviarse debido a luchas teológicas ni tomar partido por un Gobierno o Reino sobre otro, como tenemos hoy día, cristianos de un lado de la guerra y otros bendiciendo las armas del enemigo. Dos Apóstoles en bandos distintos.
“¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario