domingo, 9 de abril de 2023

”… VIO Y CREYÓ”.

Domingo de Resurrección del Señor. (Jn.20,1-9).
  La Pasión y Muerte del Señor había llenado de tristeza y pesimismo a sus seguidores. TODO ESTABA ACABADO… Nada cambiaría ¡cuantas promesas y proyectos maravillosos habían escuchado! de los labios de  Jesús… El mundo cambiaría, sería mas justo, equilibrado, mas humano… entusiasmados de ser sus DISCÍPULOS MISIONEROS.
Los Apóstoles dispersados o reunidos ocultamente, para no pasar por la pasión del Señor. Las mujeres valientes deciden ir al sepulcro a ungir el cuerpo destrozado de su Maestro… no había entendimiento ni proyecto diferente del esconderse o huir.
Al tercer día, temprano, se dirigen las valientes mujeres hacia el sepulcro, sin medir los inconvenientes de remover la roca que cerraba la entrada. Al llegar encuentran la roca movida y el cuerpo del Señor no estaba. Van avisar a los Apóstoles que: “se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos donde lo han puesto”.
Pedro y Juan llegaron al sepulcro, vieron las vendas que habían cubierto el Cuerpo del Señor en el lugar, sin El.
Juan “VIO Y CREYÓ”. La fe va mas allá de lo que los sentidos del cuerpo nos relatan, una realidad que escapa a los sentidos. Vio las vendas sin el Cuerpo y creyó en Su Resurrección.
Comenzará un modo de entender la VIDA , aun cuando el CAMINO pareciera y lo es duro: con una cruz a cuesta, muerte de seres queridos, rechazo de la sociedad, de las Autoridades Políticas y Religiosas... Mas allá de todo eso Dios tiene un proyecto para cada uno, que no siempre coordina con nuestros planes humanos.
Nos identificamos con esas mujeres que buscan un muerto o los 
Apóstoles que huyen ante el peligro, nos escondemos. 
Nuestra Religión acaba mirando y buscando ungir un muerto o llenar de tristeza nuestras vidas por el dolor sin futuro. Miramos a Jesús crucificado y en vez de entender el Amor Extremo, cuanto valemos para El,  la alegría de ser reconciliados con Dios-Padre, el triunfo de la Vida… es llorar y apenarnos como los Apóstoles, huyendo de la realidad, escondiéndonos ante los desafíos del mundo moderno… cerrados en una tradición. Con nostalgia deseamos relacionarnos con un Dios perfecto, elaborado por teólogos y expresarnos en ritos maravillosos, aislados del mundo… una Religión fuera de la realidad y del envío a Evangelizar el mundo. 
¿Dónde encontramos a Jesús Resucitado? Vencedor de la muerte y dador de Vida en abundancia... ¿Dónde está Jesús Vivo hoy día? Actuando para cambiar este mundo y ¿Qué nos pide, para ser Discípulos Misioneros?.
El mundo necesita TESTIGOS de Jesús Resucitado. Ir por el mundo anunciando la Victoria de la Vida sobre la muerte, del bien sobre el mal, del AMOR sobre el odio; la generosidad y Empatía sobre el egoísmo y vanidad…
Nuestra Religión no debe quedarse en una enseñanza de un catecismo teórico, acentuando verdades elaboradas teológicamente por mentes maravillosas. No podemos reemplazar la sencillez y facilidad del MENSAJE de VIDA que Jesús vino a revelar del Padre.
La Evangelización no se debe centrar en predicar verdades elaboradas filosófica ni teológicamente, sino en el: “VIO Y CREYÓ “. No predicamos un muerto sino Alguien que triunfó dando VIDA y RESURRECCIÓN.
El mundo necesita ver en los Fieles y Jerarquía de la Iglesia una coherencia entre lo que creen y su vida. En cada creyente deben encontrar a otro Cristo presente. Hemos elaborado en ver a Jesús en el doliente, necesitado… pero también en aquel que alivia el dolor, atendiendo las necesidades. El mundo debe encontrar en cada uno a Jesús actuando el bien, el amor manifestado, en la misericordia dada….
Ver el ejemplo de un hombre que entrega sus zapatillas a un cartonero que conducía su carro descalzo, vemos en el necesitado a Jesús. Pero también debemos resaltar la presencia de Jesús en la generosidad y empatía del que da y busca el bien de los hombres. Jesús se identifica en el pobre necesitado y también en la generosidad de aquel que da. Nos olvidamos que Evangelizar el mundo no se detiene en llevar a la gente a la adoración perpetua de Jesús, presente en la Eucaristía, sino en identificarnos con El en elevar al dignidad de los hombres con una vida mas humana, saneando los males, perdonando con misericordia, edificando un mundo en paz. 
¡Cuantos! ayudando a los necesitados nos traen la presencia de Jesús saneando al hombre. Jesús sigue VIVO EN EL HOMBRE generoso.
“Señor Jesús alegra nuestros corazones dándote a conocer en nuestras acciones, en beneficio de los hermanos necesitados”.


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