V° Domingo de Cuaresma. (Jn. 12,20-33)
Se acercaba las fiesta de la Pascua Judía… Jesús come en casa de la Familia de Lázaro... resucitado era un testimonio vivo, las Autoridades Judías buscaban matarlo porque SEGUIAN a Jesús, a causa de su testimonio. Entre los peregrinos venidos de otras tierras había un judío de origen griego que deseaba conocer a Jesús... su fama había llegado hasta aquellas tierras. Todos posiblemente deseando llegada el tiempo del Mesías, liberador del Imperio Romano, se proponen seguir un triunfador, un ansiado y anunciado Nuevo David .
Jesús manifiesta que “ha llegado en que el Hijo del Hombre sea glorificado…” que como semilla en la tierra necesita morir para dar vida y fruto… nos llama a saber dar la vida para ganarla para la eternidad… al seguirlo tenemos reservado un lugar donde El va… seremos honrados por Su Padre. Este es un proyecto que no está en nuestros planes como el camino a un triunfo … parece mas el de una derrota, ‘CAMINO DE MUERTE... CAMINO DE TRIUNFO. El mensaje no era de un triunfalismo pomposo. Como mensaje de un político en campaña seria rechazado en primera instancia, ni sus parientes lo seguirían.
Como un púgil bien preparado y seguro de su triunfo, ante la proximidad de la lucha, no deja de turbarse y elaborar adrenalina. Jesús como un Púgil Preparado mira su paso por la cruz como un lugar donde está el triunfo. Siempre se pintó ese momento con firmeza y estampa viril y segura … cuando en realidad Él manifestó “mi alma esta turbada”. El Púgil frente al contrincante presenta una firmeza y seguridad manifestado en la mirada firme y hasta altanera para con el otro, buscando hacerse temer. Jesús miro el momento muy humanamente, con temor y angustia, hasta con sudor de sangre en el Huerto de los Olivos.
Jesús reconoce la turbación ante la proximidad del dolor y muerte como camino al triunfo. Esto nos tranquiliza en pensar que no es falta de fe ni confianza en Dios cuando estamos desorientados por esa experiencia; la humanidad no puede aceptar sino rechazar la posibilidad y cercanía del mal. Cuando estamos turbados y temeroso ante algún suceso doloroso, la muerte de un ser querido, enfermedad grave, problemas económicos, familiares ...rupturas ...falta de entendimiento…. miremos a Jesús en esos momentos. Él esta caminando con nosotros. Cuando la angustia oprime el corazón y nos dicen simplemente ‘ten fe ’, ‘vas a salir adelante’, ‘te sanaras’, ‘se solucionara, ‘estamos muchos rezando por ti’. Realizamos extensas cadenas de oración y… viene la muerte, el dolor igual. SEGUIR a Jesús no siempre esta identificado con triunfos y oraciones respondidas como deseábamos. Todo lleva a interrogarnos, cuestionarnos si somos escuchados y tenidos en cuenta. Desearíamos gritar como Jesús en la cruz “¡Padre porque me has abandonado!“. Jesús paso por la turbación, experiencia de abandono, el dolor, la misma muerte. En esos momentos NUESTRA ORACIÓN se ELABORA POBRE en PALABRAS e INTENSAS DE CORAZÓN. En esos momentos se prueba la fe, solos y sin respuesta ante nuestras necesidades. DIOS ESTÁ PRESENTE, NO NOS ABANDONA. ¡Que misterio y actuación de Su Presencia Providencial! Presente en el dolor sin solucionarlo, dejándolo en manos del mismo hombre.
Hoy en día seguimos escuchando suicidios de jóvenes, con un futuro por delante. Antes condenados por ir contra la vida, hasta se les prohibía el paso por el Templo y orar por su alma ¡QUE HORROR! que inhumano. Me trae siempre el recuerdo de Jesús y su oración en el Huerto de los Olivos: “triste esta mi alma hasta la muerte”, deseaba estar muerto que pasar ese momento angustiante. Él —Dios hecho Hombre— sufrió como hombre el dolor del cuerpo y también la del alma...la espiritual, que arrastra consigo el cuerpo.
Estamos próximos a la Semana Santa. Momentos de ser los SEGUIDORES de Jesús en todos los momentos, los buenos y los malos. El paso exitoso del Domingo de Ramos como el viernes doloroso y el triunfo del Domingo de Resurrección.
“Señor Jesús, Tu eres el CAMINO seguro para llegar al Padre Celestial, fortalécenos cuando nos turbamos ante las dificultades de la vida. Ayúdanos con Tu Espíritu a ser SEGUIDORES para ser honrados por Tu Padre y vivir eternamente en Su Presencia”.
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