domingo, 1 de marzo de 2020

"QUE NUESTRAS ACCIONES SEAN REFLEJO DE UN CORAZÓN PURO ALIMENTADO EN LA ORACIÓN"

1°Domingo de Cuaresma. (Mt. 4,1-11).
Cuaresma nos recuerda los cuarenta años del Pueblo Judío y los cuarenta días de Jesús en el desierto, serán también cuarenta días del fiel preparándose para la celebración de la Semana Santa, la Pascua. Es asumir el ESPÍRITU DEL DESIERTO, el camino es: oración, ayuno y limosna. Para que nuestras oraciones lleguen con pureza de corazón y agradable al Padre Celestial deben ser elevadas con sacrificio y generosidad. De allí que la oración nos pide un sacrificio, renuncia de algo y la generosidad en darlo. Dios, Padre-Madre, mira con alegría nuestro esfuerzo y está abierto a dar lo necesario. Es tiempo de reflexión y, para realizarlo bien, debemos tener la capacidad de apartarnos de lo que cotidianamente nos absorbe en preocupaciones, de allí el "espíritu del desierto". El Evangelio de este domingo nos lleva a reflexionar en tres temas que, con mirada de necesidad, terminan en tendencia que esclavizan. El primero es la necesidad de la supervivencia, "el pan de cada día". La injusticia social nos presenta la desigualdad de aquellos que en abundancia comen sofisticadamente y tiran la sobra, como también supermercados que ante la proximidad del vencimiento de la mercadería prefieren tirar al basural que darlo gratis al necesitado para no hacer caer el precio de los mismos. También podríamos actualizar el  "convertir las piedras en pan" la búsqueda extraordinaria del sustento. Esperar que llueva el maná, que venga de arriba la comida sin esfuerzo ni sudor, a través de subsidios y pensiones, como otros medios. Cuando reflexionamos, "no solo de pan vive el hombre", entendemos que para llegar al pan hay un camino ... "la Palabra de Dios" y allí podemos encontrar que el trabajo ya estaba escrito en el Génesis y, como dice el Apóstol Pablo, "el que no quiera trabajar que no coma". Dar de comer no está mal, sobre todo al necesitado, pero hay que darle trabajo y no tenerlo atado por la necesidad del pan a otros intereses oscuros. La segunda tentación nos presenta a Jesús desde lo alto del Templo pidiendo una asistencia extraordinaria de Dios a través de sus ángeles. Buscar seguridad en la Religión a través de un sistema de creencias y ritos para que nada nos suceda y nos exponemos imprudentemente en situaciones de peligro. Tenemos colgado la medallita milagrosa en el cuello, la besamos como un amuleto y listo, realizamos acciones imprudentes y peligrosas tranquilos. Mas aún cuando se trata de la posibilidad de una muerte eterna, nos llenamos de ritos escrupulosos para tener una seguridad egoísta, y no vemos mas allá de nosotros mismos. La tercera tentación es la búsqueda del Poder y la Gloria. Hay una inclinación vanidosa, orgullosa y egoísta, en el manejo de situaciones y decisiones. Como no está en la posibilidad de alcanzarlo ya por incapacidad o por falta de contactos humanos para conseguirlo, buscamos caminos oscuros e injustos. Llegar al poder se necesita medios económicos para darse a conocer y también 'comprar voluntades'. La avaricia pasa a ser la necesidad primera para llegar. El Maligno le ofrece a Jesús el Poder y  Gloria en el mundo si lo adorara a él. Ese camino es por la injusticia, semillando el odio, la violencia y la muerte. La corrupción en el Poder lleva la necesidad de acumular riqueza, mas que para  gozar de ella, en la compra de voluntades. Se crea una cadena de dependencias, ataduras y favores que no se puede cortar, quedando todos encadenados y comprometidos ... para salvar a uno hay que desligar, cortar los lazos. Jesús muestra el camino para vencer esta última tentación DANDO NOMBRE al que tienta y CLARIDAD en las intenciones: "Apártate Satanás porque esta escrito: 'Al Señor tu Dios adoraras y solo a Él darás Gloria'". "Padre-Madre Celestial danos luz para ver en la oscuridad el camino que conduce a la verdadera felicidad".

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