XV° Domingo Ordinario. (Lc. 10,25-37).
Después del relato y actuaciones de los Apóstoles pasando por Samaria, donde Jesús reprende a ellos por el deseo violento de exterminarlos, un DOCTOR de la LEY (responsable de educar, cuidar y hacer cumplir las normas legarles judías), “le preguntó para ponerlo a prueba”... ¿No era el guardián y conocedor de las Normas y Leyes? ¡Sólo para ponerlo a prueba!... La misión de hacer cumplir las leyes y castigar el no cumplimiento resulta mas valioso que la atención de la debilidad y el porqué del que salió de ellas. Mirada y atención a las leyes y no a la persona... Jesús le dice que cumpla lo que está escrito que bien lo conoce: AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO.
Hemos recordado que los Samaritanos formaron un pueblo con raíces propias con mezcla del culto israelita. Una secta condenada como cismática y convertida en enemiga del judío. Jesús reprendió a los Apóstoles por desear caer fuego del cielo al no recibirlos… ahora pondrá el ejemplo, de un buen obrar con el prójimo, al SAMARITANO.
Nuevamente pone a prueba la apertura y reconocimiento de valores en aquellos que no piensan igual ni poseen la misma cultura; valores universales, beneficiosas para la humanidad que no deben ser condenados, Dios los acepta y bendice. Una parábola que el Doctor de la Ley reconocerá que el Samaritano obró bien con el prójimo y debe ser imitado … pero sin nombrar que era un samaritano quien realizó la buena acción… un enemigo. Es imaginable el esfuerzo realizado en reconocer una buena acción sin gustarle el actuante del mismo, reconocer que el enemigo tiene valores y puede obrar bien según sus convicciones.
¡Como nos cuesta aceptar! que el diferente, EL OTRO, aunque no sea de la misma religión, lengua, culto, raza… posee bondades que agradan a Dios también y no deben ser motivos de división ni enemistad.
El prójimo caído al borde del camino, desahuciado, sin poder salir por sus propios medios de ese estado, necesita de los demás. Pasa un SACERDOTE, dedicado a los sacrificios religiosos, un consagrado... “...lo vio y siguió de largo”. No podía mancharse de lo considerado impuro, tenía mas importantes cuestiones… elevar a Dios un sacrificio… no había posibilidad ni tiempo para ver y atender al prójimo necesitado. Su mirada estaba hacia lo alto, sin saber que para agradar a Dios debía mirar al próximo, al semejante, en él Dios se verá identificado.
Pasará un LEVITA, también dedicado al culto, responsable de llevar y cuidar el Arca de la Alianza. Sus manos y misión eran muy especificas y sagradas… no podía tocar un cuerpo destrozado, sangrante… sucio e impuro.
Consideraciones de impureza que todos podían reconocer en aquel entonces en la misión del sacerdote y levita; ellas impedían a los dos realizar un bien con el prójimo. Sus leyes les limitaban y formaban una mirada indiferente, impidiendo la empatía con el necesitado… “lo vio y siguió su camino” … Siguieron con su modo de interpretar, entender y obrar… vivir encerrados en sus conceptos, modo de entender la vida y relación cerrada con el prójimo necesitado, valían mas su leyes normas y estilo de vida.
De la formación obtenida no rechazo los valores recibidos pero, después de estar ‘al borde del camino’, herido por la disponibilidad a la misión encomendada, el abandono, el uso de la persona sin su cuidado y reconocimiento, llevó a los pasos dados condenados por las leyes religiosas. Tengo que reconocer que tuve Samaritanos venidos de otras confesiones cristianas … vendando las heridas, dando de comer y no condenando; no fueron de aquella que daba la vida, ‘pasaron de largo’ ante las necesidades.
“Maestro Bueno, ayúdanos a ser Samaritanos de aquellos que, pasando por situaciones difíciles, se encuentran ‘al borde del camino’. Danos luz y fortaleza para consolarlos, cicatrizar sus heridas, satisfacer sus necesidades básicas, ¡QUE NO PASEMOS DE LARGO! con indiferencia”.
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