XIV° Domingo Ordinario. (Lc.10, 1-12.17-20).
Después de poner las exigencias para seguirlo, Jesús, llama a “otros setenta y dos, y los envió de dos en dos…”.
No quedó reservado a los Doce Apóstoles el impulso de llevar adelante el Mensaje de Vida que el Maestro les enseño. De dos en Dos pasaban por las casas dejando un Mensaje de Bondad, CURANDO ENFERMOS y EXPULSANDO DEMONIOS.
El Mensaje era: “El REINO DE DIOS está cerca de ustedes”. Nunca quedó claro como se definía el Reino de Dios. Jesús lo expresó varias veces en Parábolas, como el grano de mostaza o la levadura en la masa. Pero entendían lo que significaba un Reino en aquel entonces y de allí la aplicación al de Dios. Los Reyes imponían leyes, modos de gobierno, extensión de valores; había una sujeción plena al Rey y sus mandatos hasta dar la vida por él. Dios no es Rey como los del mundo, buscando vivir de sus súbditos e imponer reglas, mandatos, normas, leyes mirando su conveniencia particular. Dios Reina a través de sus leyes naturales y bienes, que en la naturaleza descubrimos en beneficio de todo lo creado: el hombre y su entorno. Sus leyes y domino es en beneficio nuestro, la relación armoniosa del hombre con todo lo creado. Dios es la Bondad y Bien, no necesitando de nosotros alguna dadiva, para ofrecerle, que le sume en riqueza.
De los Evangelios y Carta de los Apóstoles definiendo al mismo Dios como Vida, Amor… derivamos de ello su Reino de valores que dio a conocer y se lo define; será Su Reinado y modo de llevarlo a cabo. En base de ellos debemos ser Apóstoles o Discípulos y como extender su Reinado: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida…”. Él es el Sumo de Bienes: en Amor, Verdad, Paz, Felicidad, Gozo, Vida.
Lo primero que trasmitían en la casa donde entraban y se albergaban era la PAZ. “Mi Paz os dejo mi Paz os doy, no como la da el mundo”, había dicho el Señor Resucitado a sus Apóstoles. Una Paz que brota de los corazones de aquellos que obran el bien, tienen su conciencia tranquila, viven con simplicidad los valores humanos, son los llamados hombres de bien, rectos, honestos, humildes, trabajadores, generoso, llenos de bondad, de misericordia y perdón. Todo aquello que vemos brotar de las acciones de Dios. La Paz... tan necesaria en estos tiempos turbulentos, donde pareciera que el Reino del Maligno fuera ganando espacio.
“Yo los envió como OVEJAS EN MEDIO DE LOBOS…” La fuerza y eficacia del hombre de bien, con su buen obrar, supera la maldad y engañosa actitud del Maligno con sus discípulos. Dios está con nosotros… quien contra nos... El Maligno es un monigote y busca creerse dios, tiene su modo de obrar como el ‘lobo’, sutil y agresivo. Bajo la apariencia de bien busca reclutar súbditos, no sabiendo que es mal pagador y se cobra con sus almas lo que daba.
Habiendo tenido la gracia de haber experimentado como exorcista, puedo decir que fue una de las experiencias mas regaladas de Dios. La experiencia de cómo a través del hombre débil, ingenuo, confiado, generoso, pequeño e insignificante ...la Grandeza de Dios lo utiliza como instrumento de Su Poder sobre el Maligno y tiene que someterse. Ellos volvían reconociendo que los demonios se le sometían en SU NOMBRE. Esa realidad no puede llenarnos de orgullo, sabiendo que a solas no lo podemos. LAS OVEJAS dominan a los LOBOS, cuando ellas son guiadas por el Creador y Señor. Es emocionante la experiencia de ver pasar sobre nuestra propia debilidad la fortaleza y el Poder de Jesús mandando y dominando al Maligno, al Lobo Feroz.
Jesús les dice que obren con generosidad y sin exigencias de ningún tipo. ”Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario”. No pedir mas que el sustento necesario para vivir. No hacer del Servicio Sagrado un medio de elevación social ni de enriquecimiento económico; como tampoco de vida sofisticada y burguesa. Una vida de servicio y entrega en trasmitir el Mensaje de Vida para la edificación de un mundo mas humano. Trasmitiendo valores que custodie la armonía del hombre con el mundo que le rodea, venciendo con la sencillez de la oveja el orgullo, vanidad, soberbia, odio, violencia y muerte que el ‘lobo’ semilla en el mundo.
“Madre Celestial, tu sencillez y humildad es utilizada por el Creador para infundirnos confianza en nuestras vidas; fortalécenos para vencer al Maligno y su planes destructivos. Infunde en nosotros Tu ternura de Madre, que cure nuestras heridas, fortaleciendo nuestras debilidades y ser generoso en perdonar con misericordia a aquellos que nos han realizado algún daño ”.
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