II° Domingo Durante el Año. (Jn.1,29-34)
Muchos cuestionaban a Juan por bautizar y no ser el Mesías. Él mismo reconoce que su bautismo era un signo, que no producía una realidad distinta, sino un propósito de conversión. Pero les anunciaba que “hay Alguien al que ustedes no conocen… Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo… He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre El”.
El bautismo de Juan era de agua… Jesús vino a bautizar en el Espíritu Santo… No se queda en el desierto sino que va de ciudad en ciudad predicando, lleno del Espíritu Santo, un ESTILO DE VIDA conforme a la Voluntad de su Padre Celestial.
Con el tiempo hemos desviado la mirada de nuestro bautismo, acentuando el borrar el pecado original y, en personas grandes, los pecados actuales, ser identificados con Dios como un hijo… pero olvidamos ser movidos por el Espíritu Santo, ser otros Cristos en el mundo. La relación con Él debe ser vivencial y no de simple teoría. No basta conocer esa realidad, como una respuesta teológica, sino una relación viva que lleva a dejarse mover por Él.
Hemos resaltado la importancia de la Institución Iglesia como Maestra, aceptando su Magisterio, surgiendo desde la Cátedra de San Pedro: el desarrollo teológico, el mandato de las conductas morales y como llevar la relación piadosa ritual. También si surgiera una inspiración para desarrollar una misión, debería pedirse la veracidad y santidad del mismo. Muchas Congregaciones Religiosas surgieron aun con condenas concretas de las Autoridades Religiosas. El Espíritu Santo actúa en todos, debemos tener una relación fluida, sencilla, real, vivencial con El, no una simple relación teórica, sino el sentirse movidos por El; de esta relación resulta nuestra espiritualidad.
En las distintas épocas han surgido, varones y mujeres iluminadas: dando un estilo de vida, actuación con el prójimo necesitado, una misión en la sociedad; surgidas ante las necesidades concretas, en esa época determinada. Muchas veces pasado el tiempo, y desaparecido esa necesidad, han continuado esas Congregaciones pero ya no con esa intención original, sin distinguirse de las demás como antes, perdiendo su identidad y vocaciones consagradas.
Hoy hay nuevas necesidades de ser atendidas y solucionarlas, resultantes de las interacciones y debilidades de los hombres en sociedad. Los males modernos como la droga, vandalismos, robos, violaciones, pobreza, desnutrición, prostitución, enfermedades… Los males nunca dejan de existir y dañarnos; son los pecados del hombre que por sus actuaciones egoístas, acentúan y provocan desvíos y males sociales.
“Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo…”. Ser otros Cristos, y Discípulos Misioneros, se entiende ser continuadores de Su Misión. Todos tenemos que reflexionar, conocer cuanto de nuestras conductas provocan un mal en los demás y cuanto bien podríamos realizar, movidos por el Espíritu. Todos tenemos cualidades, dones, talentos, que podrían llevar a una convivencia mas justa y equilibrada. No esperar que nos manden, sino movidos por el Espíritu, ante una realidad concreta, dejarse inspirar y mover por Él.
No me cansare poner el ejemplo de los comedores barriales, los hogares para adictos, para discapacitados…. llevados por laicos, con preparación, entrega y empatía. He compartido una estadía en un Hogar para ayuda de adictos y vivir junto a la lucha que realizan con sus dificultades; como un buen tiempo en el Cottolengo, vivir junto a ellos dando tiempo y cariño. No se puede estar indiferente y no conmocionarse. De entonces guardo grandes recuerdos y afectos; ellos me enseñaron y abrieron sus corazones para compartir sus momentos buenos y malos.
Aun en los Santos encontramos debilidades, defectos y necesidad de corrección.
El Espíritu Santo no necesita perfectos sino dóciles.
NO TODOS SERVIMOS PARA TODO ... PERO TODOS SERVIMOS PARA ALGO.
“Ven Espíritu Santo ilumínanos para encontrar una solución ante las necesidades modernas y fortalece nuestras debilidades para que no sean impedimento y ser instrumentos del bien obrar”.
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