Domingo de la Sagrada familia. (Mt.2,13-15. 19-23).
El domingo siguiente a Navidad recordamos a la Sagrada Familia. Ella como tantas, para salvar la trasmisión de los valores culturales y la propia vida, debido a las persecuciones… racistas, culturales, sociales... han tenido que huir de su tierra natal. Hoy día vemos muchas de ellas tratando de pasar fronteras, huyendo de su País y Continente para encontrar un lugar mas benéfico para vivir una vida mas digna. En aquel entonces como hoy la FAMILIA tiene sus enemigos o presión de influencias extrañas y destructivas de los valores trasmitidos en el núcleo íntimo. También podemos encontrar estilos de vida cerrados a la sociedad, creando mentalidades antisociales, extrañas, comportamientos que les hacen imposible integrarse a la sociedad. Dos extremos peligrosos que atentan contra la familia, célula y fundamento de una sociedad armoniosa.
Este núcleo íntimo es el lugar donde se trasmite los valores que marcaran para toda la vida al niño o niña por crecer. Dios, al asumir la naturaleza humana, nos da a conocer la necesidad y cuidado de este núcleo íntimo, necesario para el crecimiento SANO de la misma humanidad. Los valores que en ella se trasmiten no pueden ser reemplazados por la educación fuera de ella. La educación social debe conocer la fuente de origen de un niño, los valores o anti valores que recibe en la intimidad familiar para rescatar y sanear en la integración y desarrollo sano de una sociedad. Muchos por huir de sus tierras natales terminan hundidos en los mares que los separaban o llegando a lugares con valores sociales distintos, no integrándose a ellos, formando núcleos sectarios.
La Sagrada Familia tuvo que huir a Egipto porque el Rey Herodes deseaba matar al niño recién nacido. Memoramos la trágica decisión de este Rey ambicioso y temeroso de perder sus privilegios que “al verse engañado por los magos… se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años…”, de esta manera evitar un futuro Rey que lo destituyera . Una vez muerto Herodes, José recibe el anuncio, en sueño, de volver a su tierra “Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de Herodes, tuvo miedo de ir allá y advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea… Nazaret… será llamado Nazareno”.
Sobre José recaía el peso de la custodia familiar... a él se le revela la necesidad de ‘huir a Egipto’ como el retorno a la tierra natal pero dejando también a su reflexión la decisión del destino final de Nazaret, “porque tuvo miedo” de ir a Judea. No deja de existir las emociones encontradas en las decisiones personales, dando ocasión al ‘miedo’ del error y el futuro del mismo. Parece ser que, si bien Dios revela en lo intimo de cada uno un camino a tomar, nunca es contrario a la voluntad del mismo sino que deja un espacio oscuro que la misma persona debe decidir.
“San José, Patrono de la Iglesia, en estos tiempos difíciles y oscuros, ayúdanos a tomar las decisiones necesarias para encaminar a los hombres por el CAMINO de tu HIJO en la edificación de un mundo mas humano y dichoso”.
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