V° Domingo Durante el Año. (Mt. 5,13-16).
Jesús en sus predicaciones no deja de usa términos nuevos. Estos dan un sentido muy profundo y fácil de relacionar, la imagen, con el sentido que desea.
La SAL era utilizada para purificar, dar sabor y evitar la corrupción de los alimentos.
Las ofrendas en la antigüedad eran pasadas por sal para purificarlas cuando eran elevadas a Dios. En este sentido podemos entender que las obras, elevadas a Dios, deben ser purificadas de otras intenciones que desvirtúan y no son agradable a El. A los hombres podemos engañarlos pero Dios ve lo profundo del corazón y la mente, delatando las intenciones ocultas, como la propia alabanza, honor, fama, alguna conveniencia humana de poder o riqueza… Dios no acepta nuestras acciones por mas grandiosa y benéficas que sean, harán el bien del resultado pero no servirá para el merito personal.
La SAL da sabor a los alimentos, nos da a entender que la vida sin la pureza de intención y el sentido con la que se realizan, no tiene buen resultado, terminan siendo insípidas, desabridas… sin trascendencia. Realizar las obras con gozo y generosidad, con pureza de intención, sin buscar otra intención que el hacer el bien. Gozarse al ver la alegría del beneficiado, de ser instrumento del bien realizado y no dueño del mismo. El gozo de poder ser instrumento del bien los demás lo perciben, alaban a Dios y desean imitarlo … es evangelizador.
La SAL evita la corrupción de los alimentos; para tener frutos las obras deben estar libres de beneficios personales. ¡Cuantos políticos necesitan entender esta mirada!… Realizan buenas obras, con la riqueza del pueblo... elevan su imagen y crecen en sus beneficios particulares, enriqueciéndose. No reconocen ser empleados de aquellos que lo eligieron, aprovechando la oportunidad para enriquecerse. La corrupción la ve Dios y también la podemos develar al ver una riqueza desproporcionada y sin justificación. Delata corrupción, necesita SAL que la purifique.
Ser LUZ … nos indica que debemos separarnos de las TINIEBLAS, la oscuridad donde delata las obras del Maligno. Las buenas obras son luz en el mundo y el mal obrar instrumentos del Maligno. Las obras son buenas o malas, vienen de Dios inspiradas o del Maligno, no hay acciones indiferentes. Las obras de la LUZ son vida y las de las tinieblas muerte.
CRISTO es la LUZ del mundo: “Mientas estoy en el mundo Soy la Luz del mundo” (Jn.9,5) Sus acciones eran iluminadoras, dando a revelar Quien Es y del deseo divino: Su Palan Creador. Seguirlo e imitarlo es estar en la LUZ que es: Verdad, Vida, Paz, Gozo, Felicidad, Amor, Bien, Bondad… y evitar las tinieblas del error y el pecado. Juan Evangelista nos dice que “El mismo es Luz, y en El no hay tinieblas”(1Jn.1,5) No estar con Cristo es estar en las Tinieblas. Toda la preocupación debe ser VOLVER A JESÚS: la sencillez y ejemplaridad de Su Vida, la bondad y bien de Su obrar.
“Señor Jesús, danos a entender la bondad y alegría de ser instrumentos de Tu Reino de Amor y Luz. Danos la fortaleza para edificar un mundo mejor con un corazón desinteresado y generoso”.
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