domingo, 23 de julio de 2023

“HAZME SEÑOR FERMENTO DE TU REINO”.

Domingo XVI Durante el Año. (Mt. 13,24-43). 
Jesús después de llamar a la Siembra y que siempre es buena, su Palabra de Vida, y de mostrar las distintas respuestas según la recepción de los que la escuchan y viven, a continuación nos relata que también esta la siembre mala, la cizaña. La gran lucha entre el BIEN y el MAL, presente en todas las épocas y las distintas interpretaciones. Desde  aquellos que creen en la existencia de dos principios de la creación, el bien y el mal . La existencia de dos fuerzas que chocan y producen el avance, como un proceso de evolución, hasta nuestra posición cristiana de que DIOS TODO LO HIZO BIEN, la libertad del hombre y el mal uso producen los desordenes. Creer en los Espíritus nos ofrece el apoyo de los ángeles buenos y también la existencia de los Demonios, espíritus malignos rebeldes a su Creador, sembrador del mal bajo todas sus formas: odio, orgullo, vanidad, soberbia, egoísmo, violencia y muerte; nuestro Gran Enemigo. 
La lucha entre el BIEN y el MAL llevó también a darles distintos cauces. San Agustín escribió “Las dos Ciudades” donde se encuentran ciudadanos buenos en uno y en el otro malos. San Ignacio de Loyola relató “Las dos Banderas” en uno se alistan los buenos y en el otro los malos. 
Jesús relata que el buen trigo fue sembrado por Su Padre y la cizaña por el Maligno. La reacción de los Apóstoles fue ofrecerse a cortar la cizaña. Cuantas veces estamos tentados a tomar la violencia para acabar con el mal, creando nuevas heridas y trayendo nuevos males. Somos fáciles en etiquetar a los demás como los malos y al grupo que pertenecemos  como los buenos. Los que piensan igual y están en el mismo partido político...deportivo… sociedad..cultura ...religión ... etc. SOMOS LOS BUENIOS y lo demás  ...muerte y al infierno. ¡Cuánto extremismo ha llevado a la muerte de inocentes! Me viene siempre el recuerdo de la muerte de Santa Juana de Arco, quemada viva. Jesús en el Huerto de los Olivos recrimina a Pedro, cuando tomó la espada y le cortó la oreja al servidor del Sumo Sacerdote, diciéndole: “guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere”. El Maestro les dice que tomando esas medidas podrían corta también el buen trigo. Dejarlos crecer y en el momento de la poda las separaran.
No puedo dejar de pensar una visión distinta que Agustín e Ignacio como complemento.  El mal y el bien cohabitan en uno mismo, en cada uno de nosotros está el Bien y el Mal, acabar con el mal llevaría también acabar con todos. Solo en Dios existe el Bien Supremo y Absoluto, en las creaturas todo es perfectible y factible de imperfecciones , debilidades y maldades … estos nos inclinan a obrar contra el pensar bueno, como decía San Pablo. Por lo mismo la gran lucha esta en uno mismo, el enemigo poderoso esta en nuestro interior. Esta fue la gran lucha de los místicos, los ascetas; buscar el dominio de las malas inclinaciones que obran contra los principios buenos y nobles. Ya no es habitar en una ciudad y luchar contra otra; tampoco alistarse en un bando contra otro. La gran lucha está en uno mismo. Allí el Creador sembró bondades y el Maligno siembra la cizaña. Acabar con el mal, creyendo que está fuera de nosotros, llevaría acabar con la humanidad ...solo Jesús y la Inmaculada se salvarían.
El Bien que el Creador sembró en cada uno de nosotros esta como la levadura en la masa esperando que fermente y se expresen en toda la vida. Su Reino de Amor, Justicia, Paz, Gozo, Felicidad y Vida, es como el grano de mostaza pequeña, pero que al crecer es capaz de albergar los pájaros del cielo.
“Señor Jesús ayúdanos, con Tu Espíritu, a dominar las inclinaciones que nos apartan de Tu Reino. Conviértenos en fermento de un mundo mejor, mas humano y feliz, mas justo y armonioso, edificando una sociedad conforme a Tu Corazón Inmaculado”.


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