sábado, 8 de julio de 2023

“VENGAN A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁN AFLIGIDOS Y AGOBIADOS, Y YO LOS ALIVIARÉ.…”

Domingo XIV Durante el Año. (Mt.11,25-30). 
 En varias oportunidades Jesús eleva alabanzas al Padre Celestial, revelando una relación confiada y amorosa. Este sentimiento brota de Su interior, necesitando exteriorizarse como el volcán lanzar el fuego acumulado. Todo en Él nace y se expresa por su experiencia con Dios, como Padre Misericordioso, como de la realidad de vida. Su relación con Dios la conocemos en sus solitarios momentos y la mirada atenta y emotiva de los Apóstoles que desean les enseñe a rezar. De la vida cotidiana surge su fuente de observación y reflexión, nada esta al azar. Conoce el labor del Pastor, del viñador, del sembrador, de los tiempos de siembra y cosecha, de los terrenos buenos o malos, el trabajo de la mujer en el hogar, como estaban construidas las casas humildes donde vivían, la necesidad de compartir momentos y trabajos. No vivía aislado de la sociedad que le rodeaba, salía de ella y hablaba de lo conocido y experimentado. Pero Su experiencia de vida estaba embebida de una visión distinta, una visión desde Dios, impregnaba la realidad superando lo material, esa presencia divina que siempre matiza todo. Sus ejemplos eran entendidos y aceptados por los sencillos y humildes y rechazados por los sabios, letrados y fariseos. Los humildes lo entendían y los soberbios la custionaban. 
 Mirar la realidad con fe abre un horizonte distinto dando una capacidad de superar las dificultades, aportando optimismo en las adversidades. Una realidad espiritual donde hay apoyo en todos los momentos, los difíciles y también gratos. Elevar la mente y el corazón a ese Ser Superior, que esta presente siempre y no abandona, alimenta la esperanza de un mundo mejor, mas justo y feliz. 
 El buen vivir, capacidad de tener bienes y el desarrollo del conocimiento, puede llevar a una autosuficiencia, impidiendo la capacidad de elevar la mente a Dios y descubrir esa realidad espiritual. Muchos tenían su mente y corazón apegados a su estilo de vida sin la libertad para entender y aceptar el Proyecto de Vida que el Maestro presentaba, estaban cerrados al mensaje de Jesús. De allí que en el Evangelio brota la alabanza por los humildes y sencillos, aquellos que son capaces de ver esa realidad, donde Dios esta presente y actuante. El Maestro tuvo de ellos la respuesta a su Proyecto de Vida que los Letrados, Escribas y Fariseos les era imposible entender.
 Hoy también podemos caer en otros acentos exagerados que impiden tener la alegría y gozo del encuentro con Jesús. Desarrollos filosóficos y teológicos pueden llevar a perder la simplicidad y sencillez que Jesús alaba. El creció en Galilea un pueblo mas libre en el cumplimiento de normas y leyes religiosas vividas con rigor y ostentación en Jerusalén. En nuestro tiempo tenemos a tantos cerrados de mente y corazón que han perdido la libertad y capacidad de ver la simplicidad y belleza del mensaje de Jesús. Crear problemas en poner acento en vestimentas, posturas piadosas, dar la comunión en la mano o en la boca, de rodillas o parados, lleva a perder la importancia de la mirada atenta a Jesús Presente y del amoroso encuentro. Jesús se dejó tocar por todos, sin poner condiciones vino a sanar, por lo mismo vino para los enfermos, pecadores y necesitados. No podemos poner condiciones cuando El no las puso. Fue aceptado por aquellos que no tenían tantos condicionamientos y estaban llenos de necesidades. 
 “Señor Jesús, presente y actuante en nuestras vidas. Llévanos a tu encuentro con el corazón sencillo y confiado, conocedores de nuestras debilidades y de tu infinita Bondad”.


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