Domingo de la Sagrada Familia. (Lc.2,22-40).
El Domingo siguiente a Navidad celebramos la fiesta de La Sagrada Familia. El Creador al venir en Carne, humanizarse, asume lo humano y forma un núcleo que llamamos familia, según las mismas costumbres judías de entonces, por el varón, mujer e hijos.
La Sagrada Familia estaba constituida por la cabeza varonil de José, responsable de cuidar ese núcleo ante los peligros. El Ángel del Señor se aparece a él anunciándole el deseo, por Herodes, de matar al niño recién nacido, como también el anuncio de la posibilidad de la vuelta desde Egipto, cuando el peligro ya no existía. José con su trabajo debía mantener el sustento del hogar.
La mujer, María, dedicada cuidadosamente del hogar, que no era ser esclava del varón, sino responsable del cuidado material y educativo de los hijos hasta los ocho años, donde el varón pasaba a ser educado en el ambiente varonil del trabajo y maduración afectiva con el padre y la mujer seguía educada por su madre. De esta cultura surge el llamar Patrimonio (de padre) a los bienes materiales adquiridos y matrimonio (derivado de madre) a lo que formalizará una relación sostenible, dividiendo las responsabilidades del hogar.
Hoy día la responsabilidad esta más compartida, ya no se ve mal al varón lavar platos, hacer la comida, barrer la casa ...tareas del hogar que solo la realizaba la mujer, como también la mujer mas integrada a la sociedad, asumiendo cargos de responsabilidad social, antes inimaginable: Doctoras, Arquitectas, Políticas, Cargos Jerárquicos…. que en la Iglesia Institución todavía no se le han abierto la posibilidad o están planteando lentamente. Se esta buscando encausar los grandes valores femeninos como aportes a la humanidad. No se busca la igualdad del varón con la mujer, como si fueran iguales, sino respetando la diversidad del pensar, sentir; la mirada distinta llena del sentimiento femenino. La riqueza de lo diverso del varón y mujer, complemento para caminar juntos, uno al lado del otro y no uno detrás del otro. Dios los creo varón y mujer, distintos, complementándose, no anulándose.
“Sagrada Familia hacia ustedes dirigimos nuestra mirada atenta para ser guiados por los valores humanos depositados y bien encausados en beneficio de la humanidad”.